La nueva construcción debía funcionar de manera independiente a la casa. En este sentido, la definición de pabellón adquiere significado al convertir esta nueva construcción no en una adición o una extensión, sino en una estructura autónoma que se relaciona con el objeto existente, la casa, de manera productiva y con base en el mutuo reconocimiento, representado por dos arquitecturas diferentes, y a la complementariedad programática, puesto que se benefician entre sí. Al mismo tiempo, esta autonomía evita que los sonidos se propaguen entre el pabellón y la casa.

Una directriz muy importante por parte del cliente fue que la altura del pabellón no debería sobrepasar el antepecho del ventanal del antecomedor, con el fin de evitar bloquear la vista hacia la imponente Sierra Madre. Este factor define la altura máxima de intervención y, al mismo tiempo, determina que el pabellón funcione como un semisótano para respetar dicha altura. En este mismo sentido, el trazo del pabellón responde a la geometría resultante entre la casa existente y el perímetro del predio, generando una figura irregular que define el funcionamiento en relación con su contexto inmediato.

A partir de que el cliente estableció, como primer requerimiento, afectar lo menos posible el área verde del predio, se determinó intervenir una zona donde previamente existía la cancha de basquetbol a un costado de la casa. Con ello logramos una afectación mínima.

Es claro que la naturaleza juega un papel predominante en relación con el diseño de este pabellón. El cliente dispuso la condición de conservar el encino verde casi en el centro del área a intervenir, por lo que nosotros construimos en torno a este árbol, enmarcando su condición desde el exterior y contactándolo visualmente desde el interior. Para conservar el encino sin afectarlo, se construyó un dren francés para salvaguardar sus raíces y conservar su humedad; de igual forma se diseñó y construyó una losa jardín para arropar el árbol y conservar su ecosistema.